
“ésta casa es de manzanilla,
Donde viven la buena familia”.
Y en caso de ser mal atendidos, dicen:
“ésta casa es de espina,
Donde vive la mezquina”.
Y otras frases por estilo: “si me da la colación, recibirá la bendición.”
Generalmente los niños recogen distintas clases de golosinas, que colocan en una bolsita portada por cada uno de ellos para esta ocasión. En esta práctica popular no hay distinción de clases sociales: todos los niños se sienten iguales. El horario es desde los primeros minutos del día hasta la media mañana aproximadamente. Hay algunos casos muy pintorescos y llamativos: algunas niñas se visten de ángeles blancos con alitas. Las madres y abuelas que así las preparan, merecen un sincero reconocimiento de la población. Clases en las escuelas no hay, no hay norma que dice eso pero la costumbre puede más.
El origen de esta tradición surge de una enseñanza cristiana y una verdad de fe: los niños que morían en su inocencia bautismal era considerados angelitos, es decir, almas que ya están en el cielo con DIOS, con los santos y con los ángeles.
Los niños de CAA CATI, que salen por las calles el uno de noviembre a pedir la colación son los hermanitos o familiares o amigos de aquellos, y quieren festejarlos con manifestaciones de alegría y esperanza.
PBRO. HECTOR RUBEN SENA