Los niños de CAA CATI celebraron el ÁNGELES
SOMOS a pleno. Desde antes de las 7 de la mañana, cientos de chicos, comenzaron
a desandar las calles de la ciudad con flores y crucifijos en mano. Algunos
usaron trajes de angelitos para llegar a las casas y pedir la colación. Esta
tradicional jornada culminó en la iglesia parroquial, donde los esperó el cura
párroco y servidores de la iglesia con refrigerio y agasajos.
Como ocurre todos los años, clases no se
dictan porque los niños no concurren a las escuelas. Todos, sin importar lugar
donde viven, o clases sociales, salen a pedir la colación. Esta tradición
cristiana se fundamenta en que los niños recuerdan a los niños fallecidos que
pasaron a ser angelitos. Esta costumbre tan antigua se cultiva en muchos pueblos
de Corrientes, pero en nuestra ciudad se vive con una intensidad tan particular
y se ha transformado en una de las características especiales de este viejo
pueblo correntino.
Los grandes se preparan con dulces,
golosinas y cualquier cosa rica que atraiga a los chicos y los esperan para
dárselos en una breve ceremonia que se repite una y otra vez durante gran parte
de la mañana. De a uno, en grupos que llegan a veces a la docena, grandecitos o
bebes en brazos, todos se anuncian en las puertas con cánticos entre lo que se
destaca la de “…
ángeles somos, ángeles somos! La bendición, la colación de Dios! Y como son
bien recibidos al irse, luego de depositar la colación en sus bolsitas se
despiden con otros versitos como “esta casa es de manzanilla donde vive la
buena familia!”.
Hoy cerca de las 11 fueron llegando todos a
la parroquia. Allí recibieron la bendición de Padre Aranda que luego les
entregó más golosinas. Así volvían a sus casas cansados de tanto andar por las
calles de pueblo, pero con sus bolsitas llenas de ricuras y la sonrisa feliz
por tanto logro.
Por la noche, la copiosa lluvia desde las
primeras horas de la noche opacó lo que iba a ser una larga noche de serenatas.